miércoles, 30 de marzo de 2011

La cama de matrimonio

La cama de matrimonio la inventó un hombre, claro.
Y no por optimizar el espacio, qué va, ni por dormir más cerca de la persona amada, tampoco.
El hombre inventó la cama de matrimonio para dormir en un espacio más amplio.
¿Y como es posible eso? me diréis... porque cuando dormimos en cama individual tenemos 80 o 90 centímetros para nosotros solos, pero las camas de matrimonio son como mucho de 150, por lo que lo lógico es pensar que tenemos 75 cm cada cónyuge.
Ja, eso es lo que las mujeres creemos que va a suceder, pero en realidad ellos terminan durmiendo en cien y nosotras en cincuenta.
Es muy significativo observar una cama de matrimonio por las mañanas.
Normalmente una de las almohadas está en su sitio y la otra está por encima de la primera. La que está encima es, por supuesto, la almohada que corresponde al hombre, lo que da una idea aproximada de lo que ha sucedido.
Una se mete en la cama por su lado, que habitualmente es fijo, previo pacto entre las partes,y el señor en cuestión se mete por el suyo.
Al principio, sobre todo cuando el matrimonio aún se tienen ganas, la pareja se abraza durante un ratito, y tras lo que tiene que pasar o tras sólo el abrazo tierno, si hoy no tiene que pasar nada especial, (porque pasó ayer y hasta el sábado ya ni tocar), se dan las buenas noches y apagan la luz.
Lo habitual es que se pongan culo con culo, es decir uno mirando a la derecha y otro a la izquierda, o los dos mirando hacia el mismo lado, pero nunca cara con cara, porque así no hay quien duerma, y entonces lo que habría que hacer es cambiar el lado por el que se han metido a la cama, para que volvieran a quedar culo con culo. No sé si me explico.
El problema viene cuando uno de los dos cambia de repente el hábito que había sostenido durante años y empieza a dormir para el otro lado. Ahí hay que ponerse de acuerdo, porque repito que si están uno al otro echándose el aliento, no va a haber forma de conciliar el sueño.

Pero bueno, imaginemos que ese tema está zanjado y cada uno sabe y acepta para que lado va a dormir.
Lo siguiente que por educación se debería cumplir a rajatabla, es no sobrepasar la línea imaginaria, pero por ello no menos cierta, que divide la mitad de la cama, porque de lo contrario tampoco va a haber manera de echar una cabezada.
Eso los hombres en su mayoría no lo respetan. En cuanto te descuidas han atravesado la línea divisoria y la mujer está recluida en cincuenta centímetros y el hombre se repanchinga en cien.
Y eso con suerte, si lo que sucede no es que, sin previo aviso, tienes una pierna de cincuenta kilos encima, con lo que además de por el espacio, a apretura no te deja ni moverte.

Cuando hice obra en casa, recuerdo que el que me iba a poner los enchufes en el dormitorio calculaba la medida del cabecero más quince centímetros de separación hasta las mesillas, y yo pensaba:
-Qué bobada, las mesillas se acercan más a la cama y ya está.
Pues el hombre tenía razón. Porque como durante el trascurso de la noche, la mujer se va acercando cada vez más al borde la de cama, porque el Don va ganando terreno, si la mesilla la tienes pegada al colchón, no tienes espacio para tu nariz, y al final terminas con el papo apoyado sobre la mesilla.

La complicación se duplica ( y esto es completamente verídico) cuando duermes en una cama de matrimonio de 130 ( que había que prohibir llamarlas así, porque esa medida es tan mala para la salud, mental y física, como fumar o comer grasas saturadas), con sábanas de 120, lo que significa que cada vez que tú te das la vuelta se te sale el pie, y cada vez que tu marido se da la vuelta te quedas con el culo al aire, y como coincidamos cara con cara, ya no es que nos echemos el aliento, es que nos estamos besando en la boca porque no hay más espacio.
Vale, pues a esto añadámosle ( y sigue siendo verídico) unas preciosas mesillas de forja, que no cumplen los quince centímetros de separación con el cabecero (que también es de forja y ocupa tres veces más de lo que debería), y que además no tienen la altura del colchón, sino que son diez centímetros más altas.
En esa situación, el problema ya no es dormir mejor o peor, porque ya de entrada lo de dormir es un eufemismo porque es totalmente imposible. El sufrimiento ahí es intentar no clavarte en el ojo, o hacerte una brecha de cinco puntos de sutura con la condenada mesilla de forja, que amenaza durante toda la noche con abrirte la cabeza cada vez que te giras.

Por eso reitero mi convencimiento absoluto de que ciertas medidas de colchón, así como cientos tipos de mesilla, así como ciertas prácticas en el arte de dormir, deberían estar prohibidas por ley, para evitar accidentes domésticos de esa índole ( y repito, totalmente verídicos).

Y el que diga que abrazado toda la noche es la mejor forma de dormir, miente como un bellaco,ya me lo puede afirmar el presidente del Constitucional, que es increíblemente falso. Sí que podría ser que duerma uno de los dos (el que lo afirma, claro) y la pareja, idiota como ella sola, no confiese, a la mañana siguiente, que no ha pegado ojo, con lo cual se lo tendría merecido a todas luces.
Pero he de revindicar que, dormir en camas separadas, no es quererse menos, sino más, ya que así se le va a extrañar mucho, y los momentos de pasión serán mejores. ( bueno, eso dicen)
Y las horas de sueño serán las que deben ser, sin sustos, ni aplastamientos, ni intrusiones enemigas.
( ah¡ y por cierto,el tema de las mesillas de forja, no depende del hombre, pobre, no todo va a ser culpa suya, eso es cuestión del decorador, o de la madre que le parió, con perdón).

Por todo ello, o hacen las camas de matrimonio más amplias ( aunque me temo que el problema seguiría siendo el mismo) o se pone una barrera antipánico en el medio, para accionarla cuando el inciso se acerque peligrosamente a la linde, y disuadirle así de que persista en su empeño conquistador.

Y que conste que no he hablado nada del tema del ronquido ensordecedor que acompaña a las maniobras de aproximación, y que seguro que dará para otro entretenido blog.

martes, 22 de marzo de 2011

Hoy es un día de esos en los que no sé qué escribir. No porque no haya cosas que decir, o comentar, sino porque la mayoría son tan tristes o truculentas que no me veo capaz de escribir algo simpático, sino igualmente triste y truculento.
Si hablo de Japón, me dan ganas de llorar. Las imágenes que nos han bombardeado durante días son tan fuertes que parecen películas, y uno casi no se puede creer que esa atrocidad haya pasado de verdad.
Si hablo de Irak, idem. Ver los aviones bombardeando un país, por mucho que se suponga que están para ayudar, me pone los pelos de punta, y me pregunto una y otra vez, hasta dónde tenemos derecho a meternos y quién tiene potestad para decidir cuáles son los buenos y cuáles los malos, porque que yo sepa al de la "jaima" y el harén lo recibimos con honores no hace tanto en nuestro país.
Si hablo de la sucesión de Zapatero...entonces no lloro, sólo bostezo. Porque puede haber temas tediosos en el mundo mundial, pero hablar, otra vez, de si ese señor va a tener los cojones de volver a intentarlo, o por contra se va ir cagando leches a su retiro pagado de por vida con su encantadora ( y a la vez inquietante) familia, me produce tal aburrimiento sólo comparable con las clases de filosofía de COU, que tenía ya prácticamente olvidadas.

Por ello no me queda más remedio que terminar hablando de fútbol, cosa que me repatea el hígado mil veces, cual regate de Ronaldo, pero es el fútbol o Belén Esteban, y señores, una tiene su orgullo y antes morir que perder la vida.
Así que empezaré por criticar a un señor que me cae muy mal.
De entrada diré que como no entiendo nada de fútbol, todo lo que voy a decir aquí es pura conjetura y opinión. No sé si este señor del que voy a hablar es buen o mal entrenador.
Se supone que es bueno, pues lo ha ganado todo y tal y tal, pero a mí me cae fatal, como persona física.
Entiendo que para ser un entrenador de un equipo grande, debe uno tener algo de mala leche, porque si no, te comen, entre los jugadores y los periodistas que son los peores y les encanta inventar historias, y sacar trapos sucios.
Pero una cosa es tener autoridad y otra parecer que está haciéndole permanentemente un favor al mundo por dignarse a entrenar ese club, y no esbozar una sonrisa ni el día en que le enseñaron la fila de ceros que tiene su contrato ( y la cláusula que dice que si le echan antes también se lleva un montón de ceros)
Estoy hablando cómo no de Mouriño.
Este señor se queja de todo y a todas horas, o bien los periodistas sólo sacan cuando se queja y parece que es siempre.
El otro día decía que por el tema del calendario, no estaban en igualdad de condiciones con otros clubs.
Nos han jodiod¡¡ claro que no¡¡¡
Que se lo digan al Málaga, a ver si está en igualdad de condiciones. O tiene el Málaga el mismo dinero que el Madrid para fichar, o tiene tanta gente para poder dar descanso a unos u otros. ¿Están en las misma condiciones?¡¡¡ y una mierda¡¡¡
Quizá con lo del calendario habría que ver por qué sospechosamente el Madrid, y of course, el Barça , no juegan casi nunca en Lunes y hay otros equipos que ya lo han hecho más de dos veces. O en horarios intempestivos y no tan televisivos como ellos.
Quizá en vez de ver la paja en el ojo ajeno, sería mejor ver la viga en el propio.
Pero hubo una cosa el otro día en la que sí le tengo que dar la razón a "Mou"
La afición del Bernabeu es más sosa que unos de Palencia tocando las palmas.
Manda cojones que teniendo un equipo que gana casi todo, los que van al campo animen sólo a ratos y en el caso hipotético de que vayan perdiendo, se empiezan a ir del campo media hora antes y no se oyen gritos de ánimo ( y eso que son veinte mil por lo menos).
Para aficiones la del Athletic de Bilbao, que animan sin parar, vayan ganando o perdiendo, y no se callan ni en el descanso. Así ya se pueden meter goles en el minuto noventa y uno, especialidad donde las haya de los de Bilbo. o no?
Así que en eso sí que el señor Mou se quejaba con razón, y por supuesto también le han criticado por ello.
Es cierto, será pesado, y quejoso, y malhumorado, e insolente, pero le critican por todo lo que dice, piensa, y hasta por lo que no dice o no piensa.
Tampoco es eso no? Hay que dejarle vivir al pobre hombre. Aunque me caiga fatal.
Para terminar con el fútbol, por hoy y por el resto de mi vida, porque no pienso volver a sacar este tema ni muerta, diré que me hace mucha gracia el Señor Alí del Racing, al que recibieron con honores y ya veremos cómo lo despiden. No es que no me fíe de él, pero que un señor de mi edad prácticamente, que viene de una familia humilde, tenga tanto dinero, y no se sepa muy bien cómo, es raro, raro...
Aunque óle por él, qué suerte. Ojalá lo conserve (el dinero, digo) para siempre. Y el Racing, pues que lo conserve también que parece que no les va mal. (aunque tampoco hay que hacerle reverencias al señor, que es indio, no el Marajá de Capurtala, pese a que viva como tal).

Dicho esto, juro que jamás volveré a hablar de este deporte, por más Madrid-Barça, Barça-Madrid, que nos vayan a meter entre pecho y espalda en las próximas semanas, por más camisetas de quitar el hipo que se ponga Llorente (que por cierto me la suda que sea Riojano, qué mala baba tienen los de antena3, que lo repiten a todas horas; le queremos como si fuera de la misma Plaza Elíptica, y no es porque ser de La Rioja sea malo, al contrario, a mucha honra) y por más saltitos que dé Mr Alí con el próximo gol del Racing.

No voy a hablar más de fútbol porque lo odio a muerte, y si tengo que hablar de Belén Esteban.....pues entonces me lo pensaré, que lo cortés no quita lo valiente.


Jo, menos mal que no sabía de qué hablar.....................

lunes, 14 de marzo de 2011

Vaya cara¡¡

El otro día tenía que devolver una muleta que me habían prestado.
Bueno no a mí, sino a mi churri, que se creyó que podía seguir jugando al fútbol como si tuviera veinte, pero con cuarenta, cosa por otra parte muy habitual en los hombres de cierta edad, y se hizo una genial avería en el gemelo, que le ha retirado, espero que de por vida, de los terrenos de juego ( esos artificiales, que ni es hierba ni es nada, y que llegas a casa con medio campo de plástico en las zapatillas , que no hay manera de quitar y te pasas una semana sacudiendo las zapatillas por la ventana, con la consecuente protesta de tus vecinos, que les dejas la repisa de la suya llena de pelillos verdes).
No es que espere que mi marido se quede el pobre algo resentido de una pierna para siempre, pero si con esto aprende la lección y hace algún deporte más acorde con los tiempos en que vivimos ( como el futbolín, por ejemplo) pues mucho mejor para todos.
Lo malo es que los otros nueve que jugaban con él, ( ocho si no contamos al que se hizo un esguince minutos antes de que el mío se lesionara, y que tendrá a su vez una mujer escribiendo en un blog, para cagarse en la maravillosa idea de jugar al fútbol en un campo de plastiquillo), como digo, esos otros ocho no se han coscado de nada y van a seguir jugando hasta que uno a uno se vayan desgraciando alguna parte de su cuerpo, y un día de pronto sólo se presentará uno a jugar porque el resto estará en su casa escayolado de la susodicha parte.
Y lo peor de todo es que estos hombretones, que por supuesto tienen derecho a irse a jugar todos los lunes a las ocho de la tarde, en vez de bañar a los niños y hacerles la cena, y acostarlos, porque es su afición y sus mujerucas no pueden cortarles las alas, porque sería una tremenda injusticia, estos hombres, digo, no se dan cuenta de que no es sólo que se rompan algo de su cuerpo, que les duele a ellos y ya está, sino que además las mujeres esas tan malas que se han mosqueado porque se fueron a jugar al fútbol, después tendrán que darles friegas con alcohol, vendarles la pierna, ponerles una bolsa de plástico para que se puedan duchar sin mojarse, ponerles hielo cada quince minutos, traerles el ibuprofeno, y el alken, y la mantita, y hacerles la cena, y agenciarse como puedan y sin tardar una o dos muletas, y llevar, traer, volver a llevar, y volver a traer a los niños, a ellos y al sunsun corda que también se ha apuntado al lío.
Y sin acritud, porque sino nos van a acusar de ser malas personas y no entender su dolor.

Bueno, pues como iba contando antes de que me hirviera la sangre, el otro día tenía que devolver la dichosa muleta, y me fui con ella al metro.
Al llegar al andén, vi que estaba hasta la bandera de gente, porque el anterior llevaba retraso.
Oh¡¡ Voy a tener que ir hasta Bilbao de pié y eso me marea mogollón.
De pronto me percaté de que llevaba la muleta, y por suerte iba calzada con zapatillas de deporte ( porque si hubiera llevado taconazos habría abortado el plan, of course), así que me la calcé y con una cara de dolor que te cagas, me fui arrastrando hacia el andén procurando que se me viera bien.
Llegó el tren, y por supuesto venía hasta arriba, así que entré cojeando y mirando hacia el fondo con cara de uf¡¡ qué de gente, a ver si había suerte.
Se levantó una señora mayor a dejarme sitio, pero me dio vergüenza torera y le dije que no. Pero un poco más allá se levantó un joven vestido de rapero, porque el señor de al lado le miró como para asesinarle, y entonces pensé: ¡qué cojones, me voy a sentar¡
Puse todas las caras de dolor que se me ocurrieron mientras llegaba al asiento y por fin me senté.
El señor que había mirado con mala cara al joven me miraba también a mí con cara de pena, y yo empecé a intentar recordar cuál había sido el diagnóstico exacto de mi marido por si me preguntaba.
Pero sólo dijo: Qué, vaya mala pata eh?
De lo cual me alegré bastante.
Pasó un rato y llegué a mi parada.
Ya se me había olvidado por completo que yo en ese momento era coja, por lo cual me levanté tan pancha con la muleta en la mano, y me dispuse a salir del tren.
Entonces me dí cuenta de que el señor también se había levantado y salía a la vez que yo, así que rápidamente volví a colocar la muleta bien y empecé a cojear, esperando que el señor no se hubiera dado cuenta de cómo me había levantado.
No, parecía no haberse dado cuenta. Pero se dirigía hacia la misma salida que yo, así que tuve que ir arrastrándome hasta las escaleras y tardé un cuarto de hora en salir a la calle.
Un vez allí, comprobé con horror que el señor llevaba la misma dirección que yo, así que tuve que continuar cojeando, hasta que me senté en un banco a "descansar del esfuerzo" y el señor se alejó, por fin.
Jo, qué sudada me cogí con la dichosa actuación.

Moraleja:
No merece la pena hacer el panoli, porque se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

Estoy muy arrepentida, no lo haré más. Aunque sentarme un día por la cara, me compensa de todas aquellas veces que embarazada de mis dos hijos (no a la vez, primero uno y después el otro) nadie, y cuando digo nadie es nadie, me dejó sentarme ni en el metro, ni en el autobús.
Es triste pero cierto como la vida misma.
Así que si veis a alguien con una muleta en el tren, no os fiéis. Puede estar fingiendo, aunque tenga un aspecto tan adorable como el mío......

domingo, 6 de marzo de 2011

Las buenas obras

Estoy totalmente desasosegada. Vivo sin vivir en mí, y no sé si me voy a poder acostumbrar a esta nueva situación.
Las obras de mi casa ¡HAN TERMINADO¡
En serio, no me hallo sin los andamios que me quitaban la luz y las vistas, y cada vez que el sol entra por mi ventana me sobresalto pensando:-¿Quién ha encendido esa luz?- Y mis ojos se ciegan pues tras tanto tiempo en la oscuridad soy ya como un pequeño topillo medio ciego.
Y sin los ruidos estruendosos propios de la "rotaflex", los martillazos, la maza,y los gritos, mi casa tiene como ¡eco¡ y me oigo a mí misma hasta los pensamientos. Sobre todo a las tres de la tarde cuando me sentaba a ver el telediario y ahora ¡lo puedo oir¡ y me espantan las cosas que dicen..

Después de tanto tiempo entre los polvos y lodos que toda buena obra que se precie, lleva consigo, no termino de cogerle el gusto al olor a limpio y a nuevo. Y no tengo que llevar en el cinturón el trapo de polvo pillado para ir pasándolo por los muebles a cada momento y ahora no sé qué hacer con él.
Cuando al amanecer abro la ventana de mi cuarto para ventilar, echo de menos el: -¡Buenos días señora¡ ¡Vaya frío que hace hoy!- y a los cinco minutos creo que debo cerrar la ventana para que no entre la nube de porquería y ¡oh! ¡Dios mío¡ me doy cuenta de que ya no es necesario porque no hay nadie ahí afuera.
¡Qué soledad!
¿Y qué me decís del olor a sudado?
Porque los obreros tienen un olor a sudado especial, y que no se me enfade nadie porque lo digo con todo el cariño del mundo. Es verdad. El olor a sudor de un obrero es una mezcla de barniz, pintura, metal, madera y esa retranca que sólo puede salir de un mono que no se ha lavado en varias jornadas (o lustros) y que acumula sabiduría y horas de curro. Y es un olor tan característico que no consigo encontrarlo por más que me empeñe en oler todo lo susceptible de estar sudado que me encuentre por ahí.

Qué sensación tan tremenda de abandono.....
Y al bajar por las escaleras al portal, ya no voy dejando huellas que tiene que volver a limpiar la señora de la limpieza y cuando nos cruzamos las miradas la de la señora me dice: -¿Y que hago yo ahora, sin tener que fregar cada día los tres pisos y el portal, llenos de mierda hasta los cojones? ¿Cómo voy a poder superar esto?-
Y mi mirada le contesta:- Yo estoy igual "Choche"s, creo que voy a entrar en depresión....

Ya no sé que hacer para poder con esta situación. Creo que incluso me voy a atrever a ir a la próxima reunión de escalera para proponer que hagamos el ascensor, porque creo que eso son como unos seis meses de obra y lo llenan todo de polvo hasta la bandera, además de hacer un ruido que despierta a un muerto al tener que romper a mazazos la escalera para hacer hueco y me ha comentado que hay que bajar por unos tablones peligrosísimos que ponen provisionales mientras arreglan el agujero y que hay gente que hasta se ha roto una pierna bajando¡¡¡
Me estoy entusiasmando sólo de pensarlo, y un hormigueo de placer me recorre las piernas al imaginar volver a empezar con una obra faraónica en mi portal.....
Seguro que a Choches también le mola.....

Todo sea por una buena obra...

martes, 1 de marzo de 2011

¡¡¡¡Vaya trola!!!!

El otro día volví a caer. Ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Yo no sé si es la misma piedra, o parecida, pero me la han dado ya muchas más de dos veces.
A mí y  a todo hijo de vecino, porque si realmente pensara que soy una excepción en esto me preocuparía muchísimo.
Hablo de la tele. Si, de esa mierda de tele que tenemos, y que va siendo proporcionalmente más mierda cuantos más canales hay para ver.
Cuando sólo había dos canales, ( y no hace cincuenta años de esto) como era lo que había pues te conformabas, y como el UHF era un coñazo, sólo veíamos el primer canal y no protestaba nadie (aunque pusieran "Un rayo de luz" de Marisol, cada tres semanas).
Pero ahora hay tropecientos canales, y según vas haciendo zapping, descubres con horror que has dado toda la vuelta a los canales y no has parado en ninguno más de tres segundos porque no hay NADA QUE VER¡¡
Bueno, en honor a la verdad, has estado cinco minutos parada en telecinto, intentando comprender cómo es posibles que Belén Esteban lleve diez años hablando de lo mismo y todavía la escuche alguien, y encima, como si de una droga se tratara, te percatas de que tu dedo se ha quedado rígido y no puedes seguir pasando canales y estas ¡oh¡ ¡my god¡¡ interesada en lo que está diciendo¡¡¡
No hay que agobiarse porque al 90% de los mortales, en unos instantes nos vuelve la cordura y como alma que lleva el diablo pasamos al nº seis, que tiene otro programa igual de mierda, pero no de carácter aditivo.
El 10% que a estas alturas sigue allí, ya no tiene remedio, y una y otra vez, en cuanto se sienten frente al televisor, telecinco y por ende Dña Belén saldrán en pantalla y absorberán a incauto.
Pero lo de engañada, no lo decía por ese tipo de programas, si no por otros formatos, tipo concurso, que te hacen creer que estás ante una competición honesta y te la están metiendo doblada.
Hay algunos que son de juzgado de guardia, si alguien todavía se cree que eso puede ser verdad, como uno en el que alguien se supone que va a la tele a decir la verdad sobre su vida y pierde 50.000 euros por mentir acerca de si se pone las bragas de su suegra para ir de marcha¡¡¡
Comorrrrrrrrrrrr¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Pero de verdad alguien se puede creer eso? O sea, que tu vas a ir a contar la verdad y por arte de magia alguien te va a preguntar si te has acostado con la tía sotera de tu pareja, hermana de tu difunto suegro (que se supone que es un secreto) y vas tú y mientes y pierdes una pasta que en tu vida ibas a ganar (porque suelen ser tela de espabilados los concursantes que se prestan a eso).
Anda yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡
Por favor, eso ya hace mucho que no cuela.
Pero lo peor es que el otro día me dispuse a ver un nuevo concurso, con buena pinta, en el que te dan un millón de euros y te van haciendo preguntas, hasta ocho. Hay varias respuestas y apuestas todo a parte del dinero. Si aciertas lo conservas y si no, lo pierdes.
Vale, pues me lo creí.
Bueno, que un ordenador decida las preguntas es un poco sospechoso, porque te lo pondrán dificilísimo y absolutamente nadie se va a poder llevar más de trescientos mil, fijo, pero bueno, por lo menos mola que las preguntas sean complicadas.
Pero no, ete aquí que había ciertas preguntas para idiotas, y los concursantes, dudaban tanto que empecé a mosquearme y pensar que era un engaño.
Por ejemplo. Los primeros concursantes, que eran economistas, perdieron 500.000€ en un instante, porque no sabía que el escándalo de Lehman Brothers había sido el inicio de la crisis ésta de los huevos, en la que estamos hasta el cuello.
A ver; quizá un ciudadano de a pie, no lo sabe, pero fijo que le suena, (yo que, os lo juro, soy totalmente de a pie lo sabía)...pero...dos economistas? ¡¡¡Venga ya¡¡¡
Pero luego hubo otra peor, para dos concursantes mujeres, de las que no recuerdo sus profesiones:
La pregunta era ¿quien tiene más hijos? Y las respuestas eran : Homer Simpson, Jennifer López, La princesa Leticia o Darth Vader.
Curiosamente no dudaban sobre "J.Lo", ni sobre el malo de la guerra de las galaxias, pero perdieron medio millón de euros¡¡¡ ( toma castaña, así como si fuera calderilla) por apostar la mitad entre Homer y Leticia¡¡¡
Pero vamos a ver¡¡¡¡Que no........ No me lo creo ni jarta de vino¡¡¡¡¡
Venga ya, ni hablar.
Al final esas chicas se fueron sin nada por creer que en la joroba, los camellos llevan agua, en vez de grasa    (que digo yo que entonces los beduinos les pondrían grifos a los camellos en las jorobas y se ahorraban la cantimplora, pero en fin) y los economistas después de dudar mogollón se quedaron con trescientos mil euros al adivinar que Nadal ganó los cuatro slams con menos edad que Federer.

Resumiendo, que no puede ser, que ese concurso sea verdad, por lo que es una trola, y me da mucha pena porque el presentador Carlos Sobera me cae bien, es natural y lo hace bien, pero ya les vale de intentar captarnos con mentiras, medias verdades, y ocurrencias varias, que para eso ya está Zapatero que eso lo hace de rechupete¡¡